El ejercicio físico es una de las herramientas más potentes tanto para prevenir como para ayudar a tratar la enfermedad de cáncer. En los últimos 3 años, los estudios científicos están demostrando de manera contundente que mantener altos niveles de actividad física tiene un potente poder preventivo de varios tipos de tumores. Conoce en este artículo, cuales son los beneficios y por qué es tan importante conocer esta información para la salud de cualquier persona.
La actividad física y la prevención del cáncer
La actividad física moderada-vigorosa ayuda a proteger del cáncer. Así lo demuestran importantes estudios con numerosos expertos del tema, en los que se ha evidenciado una muy alta relación del papel protector de la actividad en tumores como el de mama, colon, próstata, útero, ovario, vejiga y riñón.
Es decir, se ha demostrado que un estilo de vida sedentario, promueve la aparición de tumores en estas localizaciones.
Y conforme avanzan las investigaciones cada vez se relacionan más tipos de cáncer con el sedentarismo.
¿Cómo actúa el ejercicio para ayudar a prevenir el cáncer?
El cáncer es una enfermedad que afecta al ciclo vital de nuestras células y cómo se replican, las investigaciones apuntan a que a través de la actividad física se promueve la apoptosis de células tumorales, y el desarrollo de la capacidad inmune frente a ciertos tipos de cáncer. Es decir, ayudamos a la «destrucción» de aquellas células que pudieran ser tumorales mediante diferentes mecanismos.
Si nos fijamos especialmente en qué canceres se asocian más con el sedentarismo veremos que son aquellos hormonodependientes. ¿Y cual es uno de los principales enemigos de nuestra salud hormonal? La grasa corporal. Cierto porcentaje de grasa corporal obviamente es necesario, pero superar los límites promueve la aparición de sustancias proinflamatorias y células tumorales. Favoreciendo un medio celular en el que crecer para las células tumorales.
¿Y qué pasa si no tenemos un especial exceso de grasa pero nos falta masa muscular? Quiero que empieces a ver tus músculos de una manera totalmente diferente a lo que lo hayas hecho hasta ahora. No solo sirven para realizar movimientos y mantenernos en una postura. Nuestros músculos son también un órgano endocrino, están relacionados con nuestra salud hormonal. Cuando entrenamos nuestros músculos, liberan al torrente sanguíneo unas sustancias llamadas miokinas, estas tienen un efecto anti inflamatorio y sensibilizantes a la insulina. Es decir, van a liberar sustancias que nos ayudan también a controlar nuestra salud hormonal y a disminuir el estado proinflamatorio que tanto le gusta a las células tumorales.
Ejercicio físico durante el cáncer
Una vez instaurada la enfermedad, el ejercicio físico es uno de los factores que mejor podemos modificar de nuestro día a día y además es una terapia con CERO efectos secundarios. En estas etapas será muy muy importante contar con el profesional correcto que pueda valorar tu situación actual y adaptar el entrenamiento a tu situación y características actuales.
El ejercicio ha demostrado ser eficaz para ayudar a prevenir y disminuir secuelas como el linfedema, la cardiotoxicidad, neuropatías, fatiga relacionada con el cáncer, osteoporosis y muchas más.
Nos va a ayudar a contrarrestar esos efectos tóxicos derivados de la quimios, radioterapias y cirugías. Y lo más importante, entrenaremos un corazón y pulmones fuertes y resistentes. Tener un sistema cardiorrespiratorio bien entrenado aumentará las probabilidades de supervivencia ante cirugías y nos ayudará a pasar un postoperatorio más liviano.
La pregunta que probablemente te hagas es: ¿y cuando es buen momento para empezar a entrenar? Desde el primer momento del diagnóstico puedes ponerte en contacto con un profesional para empezar.
De hecho, si tienes que enfrentarte a una cirugía y aún cuentas con algunas semanas, comenzar con un programa de entrenamiento puede mejorar notablemente tu postoperatorio. Este periodo se conoce como la Prehabilitación y ha demostrado muy buenos resultados contando con al menos 4 semanas antes de una cirugía.
Otro motivo por el que no debemos dejar pasar más tiempo sin comenzar a entrenar es para evitar que aparezcan las secuelas. No debemos esperar a que hayan aparecido para empezar a buscar una solución. Las terapias deben ir dirigidas también a la prevención en todo momento.
Independientemente del curso que la enfermedad tome, está claro que conseguir una mejor autonomía y capacidad física tiene consecuencias directas en la calidad de vida de todo el mundo. Por ello, en cualquiera de las etapas de la enfermedad, es necesario que la actividad física forme parte del tratamiento como lo son la quimio, la radio o cualquier otra terapia.
Así que con todo esto, espero haberte motivado y que me cuentes en comentarios o a través de Instagram que tal te esta yendo. Si quieres más información sobre entrenamiento oncológico en Almería u online puedes contactarme a través del email: delamanodetufisio@gmail.com. Por último, aquí debajo te dejo un vídeo de YouTube donde te hablo de todo esto:
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